“¡La vida es una aventura constante nena!” Era la
frase preferida de Abelardo. La invitación para pasar el fin de semana en las
islas prometía ser una atractiva experiencia.
Aseguró que
me encantaría y que tenía su carnet de piloto en regla. Los vuelos en avión
nunca me apasionaron, pero sus argumentos lograron convencerme.
Abelardo
parecía en verdad un piloto experimentado. Todo iba de perlas, hasta que surgió
aquel extraño ruido en el motor. Él simulaba tranquilidad y repetía que no me
preocupara de nada.
Cada vez que
rompo a llorar desesperada, Abelardo me dice que me ponga mi blusa de Chanel roja,
siempre mirando al cielo, por si alguien nos ve..
Laura caminaba de prisa, llevaba libros y carpetas con laspruebas de sus alumnos.. Un traspié, todo
voló por los aires, y quedó desparramado
por la vereda. Nerviosa y contrariada
trataba de recogerlo. Al levantar la vista descubre una sonrisa y unas manos que
tratan de ayudarla.
─¡Gracias! ¡Ay, qué torpe he sido! Te
agradezco la ayuda.
─ Espera ¿Tienes prisa?
─Sí, ya debería estar en mi clase ¡Llego tarde!!
Discúlpame, pero tengo que irme.
─Vamos, mientras charlamos.
¿Te parece bien?
Y sin más, se puso a su lado. El cabello le caía rebelde sobre la frente.
Tenía un aspecto de chico travieso y hablaba sin parar. Una vorágine de preguntasque Laura no podía y no quería contestar. Por suerte
ya estaban frente a la escuela. Ella se
despide, pero él no se da por aludido, la sigue hasta la puerta del edificio
hasta que entra junto a otros profesores.
Al día siguiente al salir de
la escuela, allí estaba, apostado junto a uno de los árboles de la plaza. Y así
en los sucesivos.. Primero fue un café, que Laura aceptó tomar en la cafetería
de la esquina. Se había convertido en algo habitual, los encuentros, el café..
Luego fueron sus rosas
rojas. Más tarde las llamadas a medianoche. No pudo o no quiso rechazarlo.
Un hombre que la colmaba de atenciones. Que había aparecido en su vida así, sin
pensarlo, sin buscarlo.
Una
noche mientras cenan Ignacio le propone que vivan
juntos, desea estar con ella todo el tiempo. Laura duda, prefiere esperar
un poco más, pero él sabe convencerla.
Cuando se despedía de sus
compañeros de la escuela, ahí estaba él esperando en el coche. Uno de los días
al subir, notó que estaba tenso, y empezaron los reproches. Se vio justificando lo que no debía justificar.
─ Son mis compañeros de
trabajo, solo eso.
─¡No me gusta que hables con
ellos fuera de tu trabajo, ni que los
beses al despedirte!¿Lo entiendes?
Sucedió poco a poco. Casi
sin darse cuenta. No pudo evitar ver que le revisaba el teléfono. Las lágrimas
no tardaron en llegar. Las charlas con sus amigas se acabaron.Él controlaba el horario de salida de la escuela, iba a recogerla si tenía que hacer algún
recado. Laura se sentía acorralada. Esa noche al abrir la puerta, de nuevo los
gritos:
─¡Dónde estabas! ¿Sabes qué
hora es? ¡¡Llevo dos horas esperándote!!
─ Hoy tuve reunión de
profesores ¿Dónde crees que estaba?
─ ¡Sabes que no soporto que
me mientas!! ¡Lo sabes!!
La tomó por los brazos hasta
hacerle daño, la empujó con furia contra la pared, mientras le gritaba:
─ ¡Parece que no me entiendes nena, que eres
solo mía!! ¡Que yo te quiero!!
Esa noche habían cruzado una
frontera sin retorno. Al levantarse, un ramo de rosas rojas estaba sobre la
mesa del salón y una tarjeta con tiernas palabras. Lo de siempre, repitiéndose
una y otra vez.
Lauratiene
sus ojos bañados en lágrimas cuando le comunica al director de la escuela que tendrá que marcharse, lamenta dejar a sus
alumnos, su cátedra, el trabajo que ama. Solicitará el traslado al pueblo donde viven sus padres. ¡Cuánto
echará de menos Madrid!! Pero no puede
seguir así. El director le dice que sontiempos difíciles, pero harán todo lo posible para ayudarla. En silencio
prepara su huida.
Se ha equivocado, como quien compra un billete
de última hora sinelegir el
destino. Creía que había encontrado el amor, pero todo se ha vuelto muy oscuro.
Tiene que hacerlo, le sobran motivos y razones.
Por la ventanilla del
tren el cielo es azul, observa los
pájaros que vuelan libres. La invade la misma sensación de libertad, que hacía
mucho no sentía.
No ha sido fácil, pero se siente más tranquila.
Camina disfrutando del mediodía de sol, mientras toma un café, una canción
suena como fondo y reaviva momentos que ella trata de olvidar..Al llegar a su
portal, Antonio, el encargado viene a su encuentro.
─ Señorita Laura, esta mañana dejaron esto para usted, con
este sobre.
La sonrisa se borra de su rostro. Palidece.
─¿Señorita Laura se siente
bien? Por favor siéntese.
Le tiemblan tanto las manos,
que apenas puede sostener el ramo de rosas rojas..
Nos hacía
ilusión planear el viaje. Mi padre extendía el mapa sobre el suelo del salón para trazar
la ruta a seguir. En un cuaderno apuntábamos todos los detalles; qué llevar en
la maleta, los lugares donde iríamos, las fotografías que haríamos, las
comidas, el hotel y comprar algunos regalos para la familia. Habíamos visitado
casi toda América del Sur y una parte
del continente europeo, fue entonces cuando papá dijo que no podíamos viajar
más. Me dio algunas excusas. Cuando el cartero trajo el correo buscaba desesperado
aquellos magníficos fascículos con fotos y mapas de viajes. Antes de irse me dijo: “Ya no los publican, eso ha
quedado obsoleto” Pero yo no entendí esa palabra.
MIcrorrelato seleccionado finalista en mesuenantusletras.