Llovía, las hojas del otoño se acurrucaban
en las esquinas,
un viento frío jugaba enredando su cabello.
El aroma a café la obligó.
Apenas sentarse los vio, ajenos al mundo,
él la abrazaba y besaba, ella lo dejaba hacer.
Unas gotas resbalaron por su rostro,
y se fundieron con lágrimas de impotencia.
Los veía como quien ve una película.
Apretó fuerte la taza, bebió el último sorbo
y salió del lugar como si huyera de sí misma,
echó a correr bajo la lluvia, tal vez,
para que el invierno y la tristeza,
no pudieran atraparla.
un viento frío jugaba enredando su cabello.
El aroma a café la obligó.
Apenas sentarse los vio, ajenos al mundo,
él la abrazaba y besaba, ella lo dejaba hacer.
Unas gotas resbalaron por su rostro,
y se fundieron con lágrimas de impotencia.
Los veía como quien ve una película.
Apretó fuerte la taza, bebió el último sorbo
y salió del lugar como si huyera de sí misma,
echó a correr bajo la lluvia, tal vez,
para que el invierno y la tristeza,
no pudieran atraparla.
Texto: Mirta.
Este microrrelato integra la Antología "Otoño e Invierno" de Diversidad Literaria.