Escribir es pintar con las palabras...
Mirta Calabrese.
viernes, 29 de abril de 2016
viernes, 22 de abril de 2016
Se enamoró..
de quien no imaginaba
de quien no esperaba y
de quien no estaba buscando.
Desde ese momento aprendió
que el amor no se elige.
Es él quien nos elige a nosotros...
de quien no esperaba y
de quien no estaba buscando.
Desde ese momento aprendió
que el amor no se elige.
Es él quien nos elige a nosotros...
Cosas del otoño..
Me gustan las hojas secas doradas, pisarlas y sentir como crujen bulliciosas, ligeras, juguetonas con el viento. Se dejan llevar, no se oponen, se alzan, giran, y divertidas vuelven a caer.
Me agrada la tibieza del sol de este
tiempo, las tardes se tiñen de una luz diferente.
El verano es obstinado y se
resiste a marcharse.
Una vaga e inexplicable melancolía invade por momentos todo el ambiente; tal vez por el silencio que reina en el bosque. Las
golondrinas ávidas de verano emprendieron su vuelo.
En algunos jardines de casonas antiguas
las rosas asoman su belleza tardía. De pronto, en una esquina, el aroma a
castañas y a café recién molido inundan la tarde de una repentina alegría.
Los niños con sus madres corren y se ríen felices llevando en sus manitas las dulzuras del otoño...
domingo, 3 de abril de 2016
El jazmín de la abuela.
Con tu luz y exquisita presencia
tu esencia suave y deliciosa,
dueño y señor engalanabas aquel patio
contemplando callado nuestra infancia.
Te sonrojaste
con aquellas tonterías
compartidas al abrigo de tu sombra.
Blanco destino de flores perfumadas
derramaban caprichosas su belleza.
La abuela, su ternura, infinita dulzura
ella era tu madre, ella era tu dueña.
Se deslizó el tiempo, tirano y silencioso,
y se fueron yendo los seres uno a uno.
Se despobló la casa, de voces y de aromas
Sin prisas, dulcemente, se marchó la abuela
y lloramos juntos la primera pena.
Tu fragancia
sustenta mis recuerdos,
te pienso tan vívido e intenso .
No me atreví a volver, quizás por cobardía
no pude resistir la angustia de no verte,
atesoro por siempre tu belleza nívea.
La abuela seguro se sonríe,
ante una
pregunta que no hallará respuesta
¿Vive ella
ahí, tu madre, en el jazmín?...
Un escritor nunca muere...
Los escritores no mueren. Cuando un escritor muere, si es que muere,
regresa. Nunca se va. Es un rayo que no cesa, como si de un modo u otro siempre
hubiese tormenta, aun en verano. Huye lejos y se queda. Escribe en círculo.
Si sientes muy próximo a un escritor, pues acarreas el peso de sus libros contigo igual que si fuesen las llaves de casa o el dinero justo para el pan que llevas en el bolsillo, su ausencia repentina produce un extraño vacío. Es normal. Se llama tristeza y desolación.
Si sientes muy próximo a un escritor, pues acarreas el peso de sus libros contigo igual que si fuesen las llaves de casa o el dinero justo para el pan que llevas en el bolsillo, su ausencia repentina produce un extraño vacío. Es normal. Se llama tristeza y desolación.
La muerte del escritor, si eso fuese posible, al principio resulta
inhumana, pues crees que te adeudaba un nuevo libro. Abre un enorme socavón en
el salón de tu casa, justo en el lugar que ocupa la novela que no escribió.
Lentamente, releyendo lo viejo, que no deja de ser nuevísimo, te repones.
El escritor nunca desaparece completamente; no sabe. Fallece solo para
decir que está aquí, presente, y que es hora de releerlo. Pongamos que muere
mal, y eso es bello. Sigue escribiendo, para sembrar la idea de que su
fallecimiento fue un crimen injusto que se puede reparar.
La muerte es un invento de la Literatura, igual que el amor, el paso
del tiempo o Nueva York. Si el autor es bueno se va diciendo "me voy, me
voy, me voy, pero me quedo, pero me voy, desierto y sin arena". Al final
muere, sí, aunque no mucho; de mentira.
Fragmento del artículo escrito por Juan Tallón (escritor y periodista español)
Atardecer.
Ese momento en que el sol agoniza
y las sombras le ganan a la luz,
tengo la ingenua certeza que no
vendrás,
pero aún así te espero.
en los últimos instantes
en los últimos instantes
en que el
día se desangra en colores
en una puesta en escena única e
irrepetible,
cierro los ojos, imagino que
llegas,
luego los abro, y me quedo sin ti.
Tiempo.
- Ella le pidió tiempo,
- él preguntó para qué?
le dio horas, soles y lunas
- ella le pidió tiempo...
- y él supo que todo terminaba..
- él preguntó para qué?
le dio horas, soles y lunas
- ella le pidió tiempo...
- y él supo que todo terminaba..
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