viernes, 1 de mayo de 2015
Mariposas.
Como en una película de ciencia ficción, una noche interminable lo invade todo, en el día una penumbra azulada engaña los sentidos y angustia el alma. Dentro palpita la vida, afuera la nieve, tan blanca, tan suave, en un paisaje inmaculado, sin horizonte, los duendes parecen habitar por todas partes, jugando con las luces y las sombras. Trato de no mirar por la ventana, no vaya a ser que la tristeza me encuentre. Mi corazón puesto a resguardo, fuera de servicio, para no sufrir, para escapar, de esta soledad consentida.Todo iba sobre rieles, como lo había planeado. Llegó la noche vieja y aquella invitación para cenar, sin imaginarlo ahí estaba él con su mirada añil, su sonrisa cómplice, su calidez, la lógica esfumándose y mariposas de colores haciéndome cosquillas en el estómago... atrapada en cuerpo y alma, anhelando abrigarme en sus abrazos, en este amanecer azul, mientras las mariposas, revolotean en la nieve...
El Mutante
Pedro apuraba el paso, cada tanto volteaba, tenía la certeza que
alguien le seguía, cada vez más cerca…podía sentir el respirar jadeante, los
pasos. Las luces de un coche le enceguecen, la joven al volante le abre la
portezuela; sube de prisa…se acomoda y suspira aliviado. Al girar la cabeza, el estupor y el terror se
apoderan de él; unos ojos siniestros y ansiosos le observan, ya no puede escapar...
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