Los días
largos, luminosos y más cálidos anunciaban el verano. No tenía tanta pereza al
levantarme. Había algo más por lo cual me gustaba esta época,
al comenzar junio toda la familia nos mudábamos un mes a la montaña, a una
típica y antigua casa de campo que había pertenecido a mis bisabuelos. Estaba
enclavada en un paisaje único. El bosque y el río cercanos la hacían perfecta.
Lo más interesante para mis hermanos y para mí, era que quedaba muy a mano del
pueblo, que si bien era pequeño, tenía lo suficiente como para divertirnos y
pasarlo bien.
El sonido de un coche al
detenerse justo enfrente de casa despertó mi curiosidad una mañana. Al momento
fui a ver quiénes habían llegado. Era una familia; padre, madre y una chica
rubia preciosa que miraba con insistencia hacia nuestro jardín como si
adivinara que los espiaba detrás de la ventana.
Bajaban del coche maletas y
bolsas, tal vez se quedarían unos cuantos días de vacaciones. Ella,
la rubia preciosa, debía tener unos dieciocho, veinte años. Entraba y salía de
la casa ayudando a su madre. Esa noche, cuando todos dormían, me levanté a
mirar la casa de enfrente, estaba a oscuras, solo se veía una tenue luminosidad
en la habitación de la planta alta. Imaginé que era la de ella. Me quedé un
rato observando y luego, sin más volví a la cama.
Habían pasado unos tres días
desde su llegada, una tarde al salir con la bicicleta, tuve la primera
oportunidad para hablar con Celine, que así se llamaba la rubia. Su familia era
francesa. Hablaba español con un acento muy personal que la hacía aún más
atractiva. Tenía el cabello sedoso, una mirada color miel y unas piernas
interminables. Nos presentamos, apenas decir que me llamaba Federico, me
estampó dos besos en las mejillas. Olía a jazmines, un aroma que no olvidaré
jamás. Hizo un gesto para que esperase un momento, regresó con su bici y
salimos a dar una vuelta. Le encantaba recorrer el bosque, me atreví a insinuar
que podía acompañarla. Al otro día vino a casa a buscarme. Saludó a mis padres
y comentó que nos invitarían a cenar, para conocernos las dos familias.
Al levantarme y abrir la
ventana de mi habitación la veía en el jardín leyendo y tomando el sol. A veces
me sorprendía mirándola, entonces me saludaba sonriendo y agitando la mano. Un
día llegaron unos chicos a su casa, se quedaron hasta el atardecer. Por fin se marcharon, no sin antes besar y abrazar a Celine
con bastante entusiasmo. Creo que estaba celoso. Luego todo volvió a la
normalidad. Fuimos con su familia al río, ella llevaba un traje de baño azul,
parecía una sirena en el agua. Su madre había preparado el almuerzo y comimos
al fresco.
Ansiaba que el tiempo transcurriera lento, muy lento. Cuando salía en su coche a hacer recados me invitaba. Recorríamos el pueblo, le mostraba lugares que conocía, comprábamos chocolate, nos lo pasábamos muy bien. Cuando íbamos caminando, ella siempre me tomaba de la mano. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de unas vacaciones. No quería pensar en volver a la ciudad y a lo cotidiano. «¡Cuánto la echaría de menos al regresar!»
Ansiaba que el tiempo transcurriera lento, muy lento. Cuando salía en su coche a hacer recados me invitaba. Recorríamos el pueblo, le mostraba lugares que conocía, comprábamos chocolate, nos lo pasábamos muy bien. Cuando íbamos caminando, ella siempre me tomaba de la mano. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de unas vacaciones. No quería pensar en volver a la ciudad y a lo cotidiano. «¡Cuánto la echaría de menos al regresar!»
Un sábado
por la noche las dos familias nos reunimos para cenar. Esa tarde había llegado
a su casa un muchacho alto y moreno al que Celine besó de un modo, que sin
lugar a dudas era más que un amigo. Para mi disgusto él también se quedó a
cenar. Casi no pude probar bocado, aunque la comida que había preparado su
madre se veía exquisita. Estuve muy incómodo. Celine se comportó cariñosa
conmigo, mientras que el intruso no se movió de su lado ni por un momento.
Volví a casa y me encerré en
mi habitación. Me recosté en la cama pensando que no podía expresar con
palabras lo que sentía. La alegría para muchas personas suele ser lo más
natural del mundo, sobre todo estando de vacaciones, para mí no lo era desde
esa noche. Las lágrimas siempre encuentran su motivo, y yo tenía el mío. Quería
estar solo. A la hora de la comida, todos en mi familia cruzaban entre ellos
miradas inquisidoras. Es probable que observaran que mi comportamiento había
cambiado, pero no tenían idea de lo que me pasaba. Mis hermanos hacían planes
con sus amigos y con las chicas que habían conocido en el pueblo y mis padres
disfrutaban a su manera. Todos estaban contentos, menos yo.
El muchacho alto y moreno
regresó a la casa de Celine. Ya no cabían dudas. Cuando curioseaba escondido
detrás de las cortinas los vi salir, iban abrazados. Lo que pasaba por mi
cabeza era un sueño imposible, era mi secreto, un secreto que no podía revelar
a nadie. Aprendí, que amar a alguien también provocaba un gran sufrimiento, me había enamorado.
Faltaba solo un día para
cumplir ocho años..
Derechos de Autor: Mirta Calabrese De Luca.
He venido con tiempo hasta aquí, a sentarme a leer tu relato en la tranquilidad del silencio. Me he dejado llevar lentamente por la inmensa ternura que destila la historia en el recorrido suave de la trama. Lograste transportarme a mi infancia, de inmediato, sin dudar, y me metiste casi sin pensar en la piel del muchacho, y me hiciste recordar los vaivenes del primer enamoramiento. Tu prosa delicada permite eso, que uno pase con suavidad de un párrafo a otro, como si tuviera todo el tiempo del mundo para pasar con lentitud la página. Es el ritmo que tenés para narrar el que le brinda esa naturalidad a la lectura. Es un placer leerte, espero volver pronto para disfrutar de tus escritos. Te mando un gran saludo, Mirta.
ResponderEliminarAriel
¡Muchas gracias Ariel! Para mí es un regalo que hayas leído mi relato y dediques este comentario. Te agradezco tu tiempo y me da alegría. Un abrazo.
EliminarMaravilloso amiga! Lleno de ternura y dulzura como son tus escritos.Felicitaciones!
EliminarMuchas gracias, por leerlo y por tus palabras. Un abrazo.
EliminarMe encantó! Es una Historia preciosa, el sentir de un niño. Descubrir que se enamoró.
ResponderEliminarDentro de un ambiente cálido vacacional. Encuentro semilutud en la forma de algún relato mío. Gracias por compartir me gusto mucho.
M.J.D
Te agradezco mucho María que hayas dedicado tu tiempo para leer el relato. Un abrazo.
EliminarHola MIrta. Un enorme placer leer tu relato. La nostalgia, ese dulce sabor que provoca recordar esos primeros amores, y lo que es casi lo mismo, el descubrimiento de que amar también significa sufrir. Un aire fresco recorre el relato, y se agradece, porque hace bien, nos ayuda a recordarnos jóvenes e ingenuos. Un afectuosísimo abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias Vivian, qué bonito lo que dices. Un abrazo.
EliminarQué bonito, Mirta! Pura ternura.
ResponderEliminar¡Muchas gracias Marta! Por leer. Un abrazo.
EliminarHola Mirta, ay, esa tierna edad, la inocencia y la sinceridad, el primer "desengaño amoroso" descrito con sencillez, al igual que los momentos descritos para rodar en la bici vigilando esa ventana, esa puerta, las de esa niña rubia. Un abrazo
ResponderEliminarUna bonita historia de amor contada con exquisito mimo, con adjetivos muy bien elegidos, en la que no se sabe hasta el final que el enamorado es un niño de seis años. ¡Lástima que el amor a esa edad sea por lo general un imposible! ¡Mucha suerte en el concurso! Un abrazo.
ResponderEliminarTe agradezco Pilar la lectura y tus palabras, que son también un aliciente para mi. Muchas gracias, otro abrazo para ti.
Eliminar¡Ay Mirta! Nuestro primer enamoramiento y primer desencanto nunca se olvida ¿a qué no? y más aún cuando el objeto de nuestro deseo es inalcanzable.
ResponderEliminarSí ya es difícil adoptar la voz masculina, el sentimiento de un niño tiene doble dificultad. Yo creo que lo has conseguido.
Un fuerte abrazo Mirna. Hasta pronto.
¡Gracias Isabel! Por tus bonitas palabras. Un abrazo.
EliminarQué importa la diferencia de edad cuando uno se enamora, ¿verdad Mirta? Y si encima es el primer amor entonces el dolor que produce su pérdida se intensifica como el calor del mediodía de esas vacaciones de verano.
ResponderEliminarUn relato muy tierno, Mirta, que nos devuelve sentimientos olvidados por la maldita madurez.
Mucha suerte en el concurso.
Muchas gracias Bruno, por leer y comentar mi historia. Sí, son sentimientos muy puros los de esa edad temprana..los primeros ensayos del amor. Un abrazo.
EliminarUna historia tierna muy bien contada, Mirta. Suerte en el Tintero. Un saludo
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras. Un abrazo Carmen.
EliminarMirta una relato muy bien escrito y narrada desde el enamoramiento de un niño. Es muy tierna esta historia. ¡Suerte en el concurso!. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Gracias Mamen! Por leer, y me alegra que te haya gustado. Un abrazo para ti.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo es fácil cambiar la perspectiva de todo el relato con una única frase, y tú lo has conseguido Mirta. Lo que parecía una historia convencional da un vuelco con esa sorpresa final inesperada. Yo también me he enamorado de la rubia. Un saludo.
ResponderEliminarJorge, gracias, aprecio tu comentario. Un abrazo.
EliminarOhhh, cuánta ternura en tu relato, Mirta. Si es que el amor no tiene edad (ya lo dije yo en un post que hice sobre mis sobris mellizos, pues uno con dos años y medio se enamoró de una nena).
ResponderEliminarMe ha encantado tu historia, muy visual y bien escrita.
Un beso y suerte en concurso El Tintero de Oro.
¡Muchas gracias Chelo! Sí, es así, aunque parezca increíble. Un beso y nos vemos en El Tintero.
EliminarVaya sorpresa, Mirta. Me estabas haciendo sufrir, poniéndome en la piel del joven atormentado, hasta la última línea en la que nos desvelas de quién se trata en realidad. Ay, esos amores infantiles, platónicos o no, también hacen sufrir. Comprendo perfectamente a ese niño enamorado de Celine, pues yo también fui un niño enamoradizo, aunque el objeto de mi deseo nunca fue una chica mucho mayor que yo, jeje. Y ay el verano, que suele ser fuente de enamoramientos y acaloramientos pasajeros.
ResponderEliminarQué bonita la forma en que has ido desgranando los avatares del protagonista y los acontecimientos que le rodean. Al final a uno le queda un dulce sabor en la boca y en la mente.
Me ha encantado tu naturalidad narrativa, sin complicaciones ni recursos artificiosos.
Un abrazo.
¡Hola Josep! Cuánto me alegra verte por aquí. Muchas gracias por tu tiempo para leer y dejar este bonito comentario. Un abrazo y que estés recuperado, nos vemos.
EliminarTodos tuvimos una primera desilusión y lo narras con tanta ternura que me hiciste volver a mi primer amor. Suerte en el concurso
ResponderEliminar¡Muchas gracias Ana María! Me encanta lo que dices. Abrazo.
EliminarUn relato que desborda ternura, emoción, ansiedad cuando cupido comienza hacer de las suyas por primera vez en un corazoncito. El final es hermoso e impactante. Linda imagen del pequeñin. !Suerte en el concurso!
ResponderEliminarSaludito
Te agradezco mucho Yessy, tan lindas palabras y tu tiempo. Un abrazo.
EliminarTierna historia y preciosa forma de contarla.
ResponderEliminarTe felicito.
Un abrazo
¡Muchas gracias Ana! Otro abrazo para ti.
EliminarGracias, Mirta, por participar en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminar¡Qué maravillosos recuerdos a esos veranos interminables de mi niñez me ha traido tu relato! Sin duda has relatado perfectamente esos primeros amores platónicos y los desengaños que se lleva uno. Enhorabuena. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias Beatriz, por leer y comentar. Cuánto me alegro haber podido revivir tus recuerdos de la niñez.Misión cumplida para mi.Un abrazo.
EliminarQue tiempos aquellos de la infancia, de los amores platónicos y de los silencios cómplices. Como no ponerse en la piel de ese pequeño y volver a sentir ese sabor agridulce de amar lo inalcanzable. Muy apropiado el título y también me ha gustado esa narración fluida y sencilla. Que tengas mucha suerte en el concurso, Mirta. Un abrazo.
ResponderEliminarTe agradezco Lana tu comentario y tu lectura tan atenta. Un abrazo.
EliminarCuanta ternura se desprende de este relato, ese primer amor a esas edades es limpio y trasparente, traslúcido y repleto de inocencia.
ResponderEliminarMe agradó mucho leerte.
Un abrazo Mirta.
Puri
¡Muchas gracias Puri! Está contado con la voz del niño, por eso parece en principio al leerlo muy infantil, pero lo cierto es que es así como he querido transmitir lo que el pequeño protagonista siente. Te agradezco mucho. Un abrazo.
EliminarQué relato tan tierno, Mirta. El amor infantil es amor, al fin y al cabo, y aunque sea tomado a broma por los demás, no deja de ser lo más importante del mundo para quien lo siente. Un verano inolvidable para tu pequeño protagonista, en muchos sentidos. ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el concurso.
Gracias Julia por tu comentario, es así tal cual lo expresas. Unos cuantos amigos me han dicho que les había sucedido..enamorarse de pequeños. Un abrazo.
Eliminar¡Oh, que final más enternecedor! La verdad es que tras leerlo he pensado: "pobre crío, no le queda nada para sufrir". Y es que ha resultado un poco precoz, je je je.
ResponderEliminarMuy bueno, Mirta.
Suerte en el tintero.
Un abrazo.
¡Gracias Jean! sí, este niño es muy precoz. Un abrazo.
EliminarHola Puri
ResponderEliminarMuy tierno. Me ha gustado, por un momento he vuelto a mi juventud. Que tiempos!
Suerte, suerte
Perdona, quería decir Mirta...en que estaría yo pensando!
ResponderEliminarGracias Paola, no te preocupes..Gracias por leer.
EliminarAmiga Mirta, ¡bravo! Me has engañado haciéndome creer lo que querías hacernos creer. Ese final inesperado (por lo menos para mí) me ha hecho disfrutar el texto en toda su magnitud, cosa que te agradezco.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el "Tintero".
Un abrazo.
¡Hola Patxi! Siempre tan generoso. Gracias por tu tiempo y tus palabras. Es algo que aprecio mucho, siempre anima a seguir. Un abrazo.
EliminarTierno, muy tierno!!!! Historia preciosa y un final sorprenderte para redondear el relato.
ResponderEliminarMe encantó leerlo!
Un abrazo.
¡Gracias David! Y a mi me encanta que te haya gustado leerlo. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminarQue bueno Mirta, que forma más entrañable de narrar, como me has metido en la piel del muchacho y como me has sorprendido con ese final.
ResponderEliminarTe deseo suerte, pero creo que no la necesitas.
Un abrazo compañera.
Francisco muchas gracias por detenerte a leer el relato y por el comentario que has dedicado. Lo aprecio mucho. Un abrazo.
EliminarEnamorarse no tiene lugar ni tiempo, llega en ese momento menos esperado. Una gran historia que atrapa, lo menos que pude imaginar era la edad del chico hasta el final. Suerte
ResponderEliminarXavier, agradezco mucho que hayas leído el relato. Gracias por tus palabras. Saludos.
EliminarHe leído el relato con atención. Te deseo un buen viaje en esta edición del tintero.
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