Estrenarías aquel precioso abrigo azul. Soñábamos con
la nieve, durmiendo abrazados. Tus promesas y el silencio esconden mi
ilusión. Los minutos se deslizan por un abismo en la espera. El silbido
del tren suena como un ultimátum. Sentado en el banco de la estación desierta contemplo el viejo reloj.
Tal vez ha sido un sueño, las montañas, la
nieve y tú.
Ay, siempre he pensado que los sueños y los recuerdos ocupan el mismo lugar. Tu precioso micro me ha convencido aún más de ello. Un abrazo, Mirta!
ResponderEliminar¡Gracias David! Qué gusto me da que hayas leído el micro. Otro abrazo para ti.
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