"Ser, ser siempre, ser sin término, sed de ser más"
Miguel de Unamuno. “Del sentimiento trágico de la vida”
Alexander Dubois es directivo en una empresa multinacional, una persona que cuenta con muy poco tiempo libre. Si bien dedica la mayor parte del día a su trabajo, hace esfuerzos para poder disfrutar. Vive solo, en un lujoso apartamento en las afueras de la ciudad, lo que le permite practicar un poco de deporte, y así soportar la presión y el estrés al que está sometido.
Al llegar a su casa, sobre el escritorio tiene un nuevo ejemplar de la revista científica que recibe mensualmente.
Le apasiona leer los artículos con los últimos adelantos de la ciencia. Apenas abrir la revista, ve algo que atrae su atención.
“El ansiado sueño de la inmortalidad es posible. La especie humana podrá alcanzar la inmortalidad en este mismo siglo"
El Institute of Medical Sciences de Estados Unidos comenzará a realizar una selección de personas idóneas para el experimento. Si usted está leyendo este artículo y desea pertenecer al proyecto póngase en contacto.
Trascender, superar la muerte. Desde siempre ha guiado a las grandes religiones, inspirado a poetas, iluminado a filósofos. Como modernos alquimistas, científicos e investigadores se aventuran en la exploración de lo que ha sido y es, la aproximación a lo imposible.
Alexander se reclinó en su sillón, se pasó las manos por su cabello, como si quisiera despejarse y se dijo para sí que podría ser uno de los candidatos.
Cuatro semanas más tarde, viajaba para participar en la selección para el proyecto GH Infinitus. Estaba dispuesto a todo. En pocos días renunció a su trabajo, causando un gran revuelo en la empresa. No entendían cómo era posible semejante decisión.
Les comunicó a sus amigos íntimos y a sus familiares más cercanos que tomaría uno o dos años sabáticos para recorrer mundo. Se había planteado que su vida solo era trabajo y responsabilidades, y deseaba hacer algo diferente.
Fue sometido a estrictos y diversos análisis. Neurólogos, biólogos y los más destacados investigadores se dedicaron a examinar a Alexander y a otras personas como posibles candidatos para el programa. Demostrar que la inmortalidad es posible.
─Tendremos que secuenciar también su genoma, para conocer todo acerca de sus ancestros. Dijeron los científicos.
Emocionado y sorprendido se sintió Alexander Dubois cuando recibió una carta de la NASA diciendo que había sido el elegido.
Para nuestro hombre se sucedieron agotadoras jornadas de exámenes de la más alta complejidad. Se sometió su cuerpo a extremas evaluaciones, hasta que pasados los días Alexander era un hombre que alcanzaría la inmortalidad para viajar en el tiempo.Tenía sensaciones un tanto extrañas que los científicos le ayudaban a superar.
Una nave espacial por primera vez pilotada por un ser de la especie humana viajaría a un planeta a millones de años luz. Estaba equipada para que Alexander no tuviera ningún inconveniente, tanto técnico, como de supervivencia, ya que su organismo no moriría jamás.
En el más absoluto secreto se lanza la nave al espacio después de dos años de preparación. El mundo acostumbrado a estos sucesos, ya no presta demasiada atención. Solo unos pocos científicos saben que un ser humano va a bordo.
Esa ansia de vida eterna que experimentamos casi todos, para Alexander es una realidad y supera todas las barreras de lo hasta ahora conocido.
La tierra, el hogar, ha quedado muy lejos. La idea de que no morirá, es con lo que tiene que convivir. Un equipo de robots lo asisten cuando tras analizar su sangre notan alguna alteración.
Cuando Alexander Dubois despierta en la mañana del 16 de junio del año 3.227, después de dormir algo agitado, inicia como estaba pactado los preparativos para el regreso. Solo debe oprimir el botón rojo de la caja que titila con la fecha programada. Se tranquiliza siempre que piensa como un hombre común, aunque ya no lo es.
Cuando Alexander Dubois despierta en la mañana del 16 de junio del año 3.227, después de dormir algo agitado, inicia como estaba pactado los preparativos para el regreso. Solo debe oprimir el botón rojo de la caja que titila con la fecha programada. Se tranquiliza siempre que piensa como un hombre común, aunque ya no lo es.
El botón rojo ya ha sido activado. La nave que ha recogido cientos de miles de fotografías, información y todo tipo de muestras de materiales, inicia su azul camino de regreso.
Una gran ventana circular que Alexander solo abre en algún momento de sus eternos días, le deja ver un punto brillante, mientras piensa: “Esperadme, regresaré”
Han transcurrido muchos años. Aún es posible para él sentir como lo hacen los humanos, cierta emoción y alegría.
A medida que se acerca a la tierra todo se vuelve muy oscuro y confuso. Grandes montículos de lo que parecen haber sido ciudades, se mezclan con extrañas especies que se asemejan a antiguos árboles. Más allá, una fosa enorme y humeante torna turbia la atmósfera. Todo es un doloroso desierto.
Soledad, vacío, la nada..
Soledad, vacío, la nada..
La nave preparada para detectar cualquier anomalía, comienza a desviarse alejándose a gran velocidad de la tierra. Fundiéndose en la inmensidad del Universo.
No puede sentir ni el miedo a la muerte. Solo la perpetua tortura de la angustia. Un grito que trasciende lo efímero y lo eterno se multiplica en un eco sin respuesta..
Hola, Mirta
ResponderEliminarQue relato más impactante. Pensar que lo único que deseaba era un cambio, la vida rutinaria y monótona que llevaba en su empresa ya no le satisfacía. Pero para bien y/o para mal ese viaje le dio la satisfacción de realizar su deseo y a la vez quedar eterno, y claro en soledad y quien sabe hasta cuando por ese multiverso.
Un placer de lectura.
Saludo!
Gracias Yessy, por tu tiempo. Me alegra que te haya gustado su lectura. Un abrazo.
EliminarInquietante relato. Muy bueno, Mirta.
ResponderEliminarMarta, te agradezco la lectura. Un abrazo.
EliminarHola, Mirna,
ResponderEliminarLa ambición por ser inmortal no puede acarrear nada bueno. ¿Castigo divino? ¿Irresponsabilidad? ¿Mala suerte? El caso es que el hombre, en su infinita inconsciencia, quiere desafiar a la Naturaleza, sin pensar que esta puede depararle serias sorpresas.
Este tema puede dar para muchas reflexiones e historias fantásticas como esta, que me ha parecido estremecedora.
Si he vislumbrado ese final aciago para el protagonista ha sido porque hace tiempo también escribí un relato de ficción sobre la inmortalidad pero el protagonista se sometía, tras su muerte, a una criogenia programada y cuando volvía a la vida se encontraba en un planeta inhóspito. El debería vivir el resto de sus días con los únicos supervivientes: los insectos. Tu protagonista vagará eternamente por el espacio, lo que, para mí, es mucho peor, jeje.
En fin, una estupendo relato, muy bien narrado, del que he disfrutado.
Un abrazo.
Muchas gracias Josep, por tan interesantes reflexiones. Sí, es un tema que en los últimos tiempos está adquiriendo notoriedad en los ámbitos científicos. Creo que es muy delicado este asunto, pero lo que me parece es que es imparable el ansia del hombre por ir cada vez más lejos.. no sabemos qué pasará. Ahora parece descabellado pensar en algo así, pero no podemos ni imaginar dónde se llegará. Un abrazo.
EliminarUn relato que produce desasosiego y plantea, a través de la historia que cuenta, muchos interrogantes. Realmente la inmortalidad no merece la pena si no es en el contexto que conocemos y amamos. Lo demás es desarraigo y vacío, como en un caso extremo pudo comprobar tu protagonista. No quiero ni imaginar cuán arrepentido debió de haberse sentido de su decisión. O tal vez no...
ResponderEliminarBuen relato, Mirta. Muy bien narrado y muy interesante.
Un beso y mucha suerte en el concurso :)
Te agradezco Julia, que te haya interesado el relato. Sí, hay muchos interrogantes que no podemos ni imaginar, como dices, si se presentara una situación así. Un abrazo.
EliminarBuen relato, Mirta, que engancha desde la primera frase y plantea un tema con muchas aristas. Impactante final, además, de una soledad tan inmensa como el universo. Te felicito y te deseo mucha suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarPilar agradezco mucho tu opinión. Sí, el tema de la angustia y la soledad creo que serían los más difíciles de solucionar ante algo así. Un abrazo y gracias por leer.
EliminarQué angustia Mirta, a pesar de que imaginaba que la vuelta no iba a ser lo agradable que él creía me has dejado impactada por esa posibilidad de devastación en la tierra.
ResponderEliminarLa búsqueda de la inmortalidad es algo que siempre está en el imaginario colectivo pero viendo a tu protagonista, tan solo, no sé yo si le merece la pena vivir así la vida.
Un abrazo
Gracias Conxita, tu comentario me encanta porque te pones en la piel del protagonista de la historia. Es para debatir este tema. Los científicos siguen avanzando sin tregua hasta en lo que hoy nos parece imposible. Un abrazo.
EliminarAmiga Mirta, has compartido con nosotros, dejándonos el regalo de una gratificante lectura, un impactante relato que describe muy bien una situación que no podría derivar sino en una angustia eterna de su protagonista. Para releer y pensar. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarTe felicito y te deseo mucha suerte en el "Tintero".
Un abrazo.
Muy agradecida Patxi, cuando escribimos una historia, nunca está completa hasta que no llega el lector y opina, le gusta o no, pero ya se ha cumplido para lo que fue hecho el escrito. Gracias por leer. Un abrazo.
EliminarMenudo relato, mezcla de fantasía y realidad en lo concerniente a ese ansia del ser humano por vivir el máximo tiempo posible (si no eternamente). Pero nadie lo ha hecho hasta ahora para poder contarnos, así que tu relato es una de las posibilidades a barajar.
ResponderEliminarMe he ensimismado leyéndote, buen relato.
Suerte en el concurso, Mirta. Un beso.
Muchas gracias Chelo, a mí me vale muchísimo lo que dices, que te haya interesado leerlo. Besos.
EliminarUn relato inquietante a ver que tu protagonista cumple su sueño. Pero al final esa realidad que es vivir en un mundo desconocido para siempre no me gustarìa para mi. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ma. del Carmen. Sí, un tema sobre el cual se está hablando, pero que tiene aristas peligrosas como todo lo desconocido para nosotros. Gracias por tu opinión. Abrazo.
EliminarMuy buena historia, Mirta. Buena trama y bien contada. Para reflexionar a dónde nos pueden conducir algunas decisiones trascendentes. Suerte en el concurso. Un saludo
ResponderEliminar¡Muchas gracias Carmen! por leer y dejar un comentario con tu opinión. Un abrazo.
ResponderEliminarMe ha gustado eso de que el camino de regreso es azul. Concuerdo que ya nadie presta atención a los lanzamientos de naves especiales, aunque este en particular, no creo que pasara tan inadvertido. Es un texto que impacta, cuyo final resulta espeluznante. En definitiva, si bien no queremos morir, creo que menos queremos la eternidad. Felicitaciones y suerte Mirta. besos
ResponderEliminarMuchas gracias Vivian, por tu tiempo para leer y por tu lindo comentario. Besos.
EliminarGracias, Mirta, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a ti David, un abrazo.
ResponderEliminarClaro, Alexander, a quién se le ocurre con lo bien que estabas siendo un mortal corriente y moliente!
ResponderEliminarEngancha muy bien al lector. Muy inquietante el viaje de regreso a la Tierra y ese final que lo deja vagando eternamente en el Universo.
¡Suerte, Mirta!
Muchas gracias Alma, por comentar y me alegras la tarde. Un abrazo.
EliminarMuy bueno Mirta .Suerte en el concuros
ResponderEliminarMuchas gracias Ana María, por leer y comentar. Un abrazo.
EliminarQué desolador, Mirta. Aunque ya se sabe que mezclar inmortalidad y viajes en el tiempo es sinónimo de desazón para el ser humano. Son dos términos que siempre hacen remover el interior del pensante.
ResponderEliminarTu relato es interesante porque partes de un estilo sobrio y algo frío pero que te va arrastrando por el viaje de Alexander desde lo más cotidiano hasta lo más extraordinario. Y todos le vemos viajar en esa nave a través de su inmortalidad para dejarnos ese sabor amargo del futuro en la boca. Además, pobre Alexander, ser inmortal en su caso es quedarse completamente solo para el resto de la humanidad.
Mucha suerte en el tintero.
Un fuerte abrazo.
Muy agradecida Jean por tu visita a mi relato. Un placer tu comentario con tanto detalle. Gracias. Un fuerte abrazo para ti.
EliminarBuffffff! Cuando marcho tal vez debería haber previsto que la Tierra no duraría tanto al paso que vamos. El precio a pagar por la vida eterna puede ser muuuy caro.
ResponderEliminarBuena historia.
Un abrazo
¡Muchas gracias David! Por leer y dejar tu opinión sobre este tema, que daría para debatir sobre esta posibilidad..Un abrazo.
EliminarTiene que ser terrible, Mirta, y por muchas causas, que nos dieran la posibilidad de ser eternos. Imagino que Alexander Dubois sería el único humano en todo el universo, ya no habría seres de su misma especie, a no ser que conociera extraterrestres... en fin, como ves, tu relato ha abierto la espita de la imaginación dando lugar a múltiples opciones, (no muy buenas en la realidad, y fantásticas para los relatos de género CIFI)
ResponderEliminarLa última frase de tu relato resume, con acierto, su estado emocional, ”la perpetua tortura de la agonía”
Suerte en el Tintero Mirta, un abrazo y hasta pronto.
Hola Isabel, muchas gracias por tu opinión, este relato nació de noticias y artículos reales en torno a la inmortalidad que algunos científicos estudian. Es un tema apasionante, que despertó mi curiosidad. No acostumbro a escribir mucho sobre estos temas, pero este me pareció interesante..yo también estoy de acuerdo contigo y con algunos compañeros que pone en juego muchas cuestiones éticas. Un abrazo.
EliminarImpactante relato, Mirta. Un placer leerte. Un abrazo
ResponderEliminar¡¡Gracias Ana! Un abrazo.
EliminarMuy buen relato Mirta, sin duda nos empeñamos en futuros ideales y nos olvidamos de vivir el presente. Nuestro protagonista podría haber elegido otro camino para ser feliz pero eligió el final más doloroso. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias Beatriz, muy buena tu reflexión, es verdad lo que dices. Un abrazo.
EliminarHe leído con atención y disfrutado de la lectura. Un trabajo meritorio. Gracias Mirta
ResponderEliminar¡Muchas gracias Javier! Aprecio mucho tu opinión. Un abrazo.
EliminarMe ha impactado tu relato y me ha trasmitido esa inquietud y desesperación del no retorno. ¡Terrible!
ResponderEliminarFelicidades, Miry.
¡Gracias María Pilar! Por tu tiempo para leer. Un abrazo.
Eliminar¡Qué angustioso! tratas en tu relato un tema que plantea muchas reflexiones. Ya lo decía mi abuela: cuidado con lo que se desea...
ResponderEliminarInquietante y muy bien llevado. Por cierto que llego gracias al blog de David y su concurso El tintero.
Saludos.
¡Muchas gracias Mer mer! Sí, te recuerdo. Soy Mirta, ahora firmo como Miry, que es el diminutivo de mi nombre, para sea más cortito, ya que mi nombre y apellidos queda muy largo. Te agradezco la lectura. Un abrazo.
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