Caminó hasta el acantilado cargando su dolor. El cielo rugía oscuro, furioso, anunciando la tormenta. El viento agitaba con fuerza las olas y revolvía su cabello. Permaneció quieta. Podía sentir su presencia, su aliento, la calidez de su piel rozándola. Se detuvo el tiempo. Abrazados se arrojaron a la mar.
Microrrelato seleccionado y publicado en "50 palabras"
Un fatal desenlace....
ResponderEliminarSaludos !.
¡Muchas gracias Artur por leer y comentar! Saludos!
EliminarHola, creo que has escrito una gran pieza argumental en pocas palabras, todo un logro.
ResponderEliminarMe gustó encontrar tu sitio.
Un saludo desde el fin del mundo.
NN
¡Muchas gracias!! Por leer y Bienvenido! Un placer encontrar tu comentario. ¡Saludos!
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