Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas
lo mismo que un árbol
que en tiempos de otoño
se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta
de las simples cosas
esas cosas simples
que quedan doliendo
en el corazón.
Uno vuelve siempre
a los viejos sitios
donde amó la vida
y entonces comprende
como están de ausentes
las cosas queridas.
Por eso muchacho, no partas ahora
soñando el regreso,
que el amor es simple
y a las cosas simples
las devora el tiempo.
Demórate aquí
en la luz mayor de este mediodía
donde encontrarás con el pan al sol
la mesa tendida.
Por eso muchacho, no partas ahora
que el amor es simple,
y a las cosas simples
las devora el tiempo.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios
donde amó la vida.
Autores: César Isella / Armando Tejada Gomez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por dedicar tu tiempo!