El sol brilla con un tinte diferente,
el viento arrastra a su antojo
algunas hojas que murieron prematuras.
Un domingo como cualquier otro,
las persianas bajas de las casas
el tedio y la soledad de los jardines,
el derrumbe inminente de las flores
algunas rosas tardías se resisten
en un último atributo de esplendor.
En el horizonte rojo se desangra el sol,
corremos desnudos hacia el mar,
cansado del bullicio
se tragará las huellas adormecidas en la arena
regresaremos al bosque en busca de la esencia,
la vasta noche nos aguarda,
un silencio imborrable acaricia
el verdadero sentido de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por dedicar tu tiempo!