Navidades de ensueño, de niños pequeños,
Navidades mágicas, refrescos y risas
los padres jóvenes, la ilusión intacta
de puertas abiertas, de sonrisas francas,
con mucho bullicio, de paz y esperanza
de noches de estrellas, de brindis con sidra.
y sin darnos cuenta, lo teníamos todo,
nos reíamos, nos abrazábamos, nos enojabamos
nos caíamos, nos levantábamos, como si nada.
aroma a jazmines y a jacarandá
la voz de la abuela, su eterna dulzura,
sin darnos cuenta lo teníamos todo,
¡Qué felices éramos! y no lo sabíamos.
Qué bonito poema, Mirta. Y todo un acierto ese final: ser feliz y no saber que lo eres. Eso es lo que les sucede a los niños, porque su ingenuidad les impide planteárselo de la misma forma que al caerse se levantan como si nada.
ResponderEliminarUn placer venir a tu casa.
Un beso.
Chelo, ¡gracias por leer el poema! un placer para mí que te guste. Sí, es así..lo escribí también recordando esos años juveniles cuando todo parecía estar en su sitio, y no éramos conscientes de ello. Un beso.
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