viernes, 22 de junio de 2018

El Mayordomo.

Estoy frente al portal, Via Bolzano 28. Oprimo el llamador, me anuncio y se abre el automático. La finca tiene un estilo refinado, el jardín cuidado despide aroma a jazmines. Camino por un sendero arbolado hasta la casa. Me recibe una dama con uniforme azul, mediana edad, impecable y peinada con el cabello recogido.
─Buenas tardes, adelante por favor.
─Buenas tardes, Fabrizio Colombo para servirle.
─Tome asiento, mi nombre es Isabella, le explicaré sus funciones.
Una mirada a la estancia mientras me acomodo en el sillón me da la impresión que todo está muy pulcro y cuidado.
─Bien Sr. Colombo, hemos recibido sus antecedentes y es adecuado para el puesto.Veo que tiene mucha experiencia como mayordomo.
─Sí, llevo muchos años en esta profesión y es la única en que he podido formarme.
Debía supervisar a dos cocineros y tres pinches a cargo de la preparación de la comida de la familia. Tres doncellas que se ocupaban de la ropa y tres personas para la limpieza. También un jardinero, un chofer y una institutriz. Isabella por su antigüedad, tenía un rango superior al mío y voz de mando.
Me condujo hasta las habitaciones donde me instalaría. Me explicó que libraría un día a la semana, y un sábado cada quince días. Estaba acostumbrado a horarios muy exigentes, por lo tanto no me preocupó. Me levantaba casi al alba, me vestía con mi uniforme impoluto y me dirigía al comedor donde desayunaba con todo el equipo. Era el momento en que distribuíamos las tareas y atendíamos las inquietudes de cada uno.
Isabella y yo disfrutábamos de habitaciones privadas, y de una sala de estar para los momentos de descanso. Ella se dirigía a mí siempre educada pero fría y distante, con un carácter algo irascible y aires de superioridad. Era una mujer bella, con una mirada que imponía respeto a pesar de la fragilidad de su cuerpo. Los dos tuvimos que poner un poco de intención para limar algunas asperezas. Como zorro viejo debía defender mi territorio.
Me fui sintiendo cada vez más cómodo en mi trabajo a medida que pasaba el tiempo, a pesar de las diferencias con Isabella. Una de ellas era que le molestaba que escuchara ópera al levantarme mientras me duchaba y me vestía. Se quejaba del volumen de la música.
Una mañana ella no bajó a desayunar y tampoco la vi en el resto del día. Una de las chicas me comentó que Isabella no se encontraba bien. Por la noche vino el médico. En los días sucesivos no coincidí con ella en ningún momento.
La casa funcionaba como siempre, cada uno sabía lo que tenía que hacer. Las muchachas tenían un trato directo con ella y me transmitían sus noticias. Echaba de menos su presencia, sus maneras algo agrias por las mañanas en el comedor. Un atardecer cuando el sol estaba a punto de ponerse la vi en los jardines. Llevaba el cabello suelto y se movía con su andar elegante de siempre. Fui a su encuentro y se sorprendió al verme. Estaba muy pálida y más delgada, pero igual de hermosa.
─¡Hola Isabella! ¿Cómo está? ¡Qué gusto verla!
─Buenas tardes Fabrizio.

Era la primera vez que pronunciaba mi nombre. 
─¿Se encuentra mejor?
Al decir esto, me pareció que sus ojos se humedecían. No sabía qué actitud tomar. Ella me inspiraba sentimientos muy contradictorios que no me permitía desde hacía mucho tiempo.
Me explicó que sufría una enfermedad que cada tanto hacía una recaída. Dado los años que llevaba en la casa, estaba muy agradecida a los señores por protegerla. No tenía más familia que una hermana mayor que vivía en un pueblito del sur de Francia. Nos sentamos en uno de los bancos del jardín y me confió hechos de su vida que me hicieron comprender el motivo de su frialdad para conmigo. Desde ese día nuestra relación laboral se fue suavizando y ella se mostraba más amable. A veces nos encontrábamos en la sala mientras hojeaba los periódicos del día en nuestros ratos de descanso, y solíamos compartir una taza de té. Esperaba con cierta ansiedad el horario del desayuno y los escasos momentos al final de la tarde para poder intercambiar algunas pocas palabras con ella.
Llevaba muchas noches durmiendo mal, me levantaba cada vez más pronto. Le daba vueltas y vueltas al asunto, pero no conseguía por más que lo intentaba encontrar respuesta. Sería mejor hablar con la señora Anna y comentarle lo que pasaba.
¡Mañana sin falta! No podía suspenderlo por más tiempo. Al día siguiente  antes marcharse al centro de la ciudad me recibió en su despacho. No sabía bien cómo empezar. Ella me miraba con cierta curiosidad.
─Usted dirá Sr. Colombo.
─Verá señora, estoy muy agradecido, a gusto con el trabajo y tengo una buena relación con todo el personal.
─¡Me alegro mucho Sr Colombo!─dice la señora─¿Cuál es su inquietud?
─Señora, no sé cómo decir esto, creo que lo lamentaré mucho, pero no podré continuar trabajando en su casa.
─Por favor, dígame qué le preocupa y trataremos de solucionarlo.
─Sí señora, no creo que tenga solución, porque resulta que.. estoy muy enamorado de Isabella.
La señora Anna se pone de pie, hace un gesto como si sintiera alivio y sonriendo suelta:
─¡Pero qué le parece!
Me siento avergonzado, estoy haciendo el ridículo, como un tonto. Le digo que me iré, si es necesario.
─Sr Colombo, cómo se le ocurre, ¿adónde irá? ¿Isabella qué opina de esto?
─Bueno, a ella no pude decírselo aún. Le respondo.
─¡Ay por Dios, a ver si se lo dice de una vez, hombre qué está esperando!!

Al salir veo a Isabella en el jardín.
Respiro hondo, el aroma dulce de las rosas lo impregna todo. La brisa de la tarde juega con su cabello. 
Voy a su encuentro, aún nos queda atardecer..








43 comentarios:

  1. oooooh! Como me gustan estas historias de amor! Mi sello de identidad.
    Me encantó este relato, sencillo, de sentimiento directo, tan entendible como la vida cotidiana. Así es la vida que a veces por pensar que es un error querer se puede ir al traste una relación.
    Me gusto mucho Mira, gracias.

    M.J.D

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    1. Hola María, te agradezco la lectura de mi relato y tu bonito comentario. Sí, también te diría que las historias de amor son mis preferidas. A veces intento con otros temas, porque pienso que no gustan a todos. Me alegro que a ti te haya parecido una historia interesante. Un beso María.

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  2. oooooh! Como me gustan estas historias de amor! Mi sello de identidad.
    Me encantó este relato, sencillo, de sentimiento directo, tan entendible como la vida cotidiana. Así es la vida que a veces por pensar que es un error querer se puede ir al traste una relación.
    Me gusto mucho Mirta, gracias.

    M.J.D

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    1. Muchas gracias Marta, un halago para mí lo que dices. Abrazo.

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  4. Gracias, Mirta, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!

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  5. ¿Qué tal Miry?
    Acabo de terminar de leer tu relato, me gusta que hayas decidido adoptar la voz masculina, creíble, tajante, asertivas, de frases cortas, sobre todo al principio del relato. El retrato laboral de un mayordomo cumpliendo su servicio. Me ha parecido acertada esta manera de contar, pues tanto Fabrizio como Isabella son dos profesionales en lo suyo.
    Diálogos correctos, lo adecuado a una entrevista de trabajo.
    Luego el relato, con buen criterio de nuevo, se relaja, deja aflorar la humanidad del mayordomo, la debilidad de Isabella, las frases se alargan, la preocupación de Fabrizio por ella, los diálogos más personales…
    Una curiosidad Miry, ¿en qué país ocurre la historia?, ¿tal vez en Italia por el nombre de ellos?, aunque me encantan las pelis y series de época como la fantástica “Arriba y Abajo” que trata de las vidas de los señores de la casa y la de sus criados, y sus diferencias…, no me parece que tu relato esté ambientado en una mansión inglesa, Anna, la señora de la casa no parece tener la flema británica que se le supone.
    Tu bonito relato merecía un final feliz.
    Un beso Miry, hasta pronto compañera.


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    1. Hola Isabel, mil gracias por tu tiempo para leer y comentar. Una preciosura tu manera de describir cada pasaje de mi historia. Sí, transcurre en Italia, por eso los nombres de los personajes..Con tu comentario confirmo que el perfil de los personajes queda reflejado cómo lo he pensado y querido transmitir. La señora Anna, con su respuesta, no podría ser otra que italiana o también española..una respuesta directa, pasional. Un placer compartir contigo siempre. Con respecto a cómo me gusta que me llames, como te guste más a ti, Mirta es mi nombre y Miry es un pequeño seudónimo que uso desde hace mucho, como un diminutivo..A mí me gusta llamarte por tu nombre que es tan bonito. Besos Isabel.

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  6. ¡Ahhh! siempre se me olvida preguntártelo ¿cómo prefieres que te llame... Mirta o Miry?

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  7. Un clásico. Una historia de amor entre dos seres que, aun conviviendo a diario, no se han atrevido a exteriorizar sus sentimientos. Mientras leía, parecía que estuviera viendo las escenas, como si de una película romántica se tratara. Me parecía ver a Anthony Hopkins y Emma Thompson, jajaja.
    Me ha encantado, Mirta.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Josep por leer. Sí, mi personaje Fabrizio creo que por fin se animará a declararle su amor a Isabella, por lo menos eso parece.
      Y a mi me encanta que te haya gustado leerlo. Un abrazo.

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  8. Muy bien mostrado ese ambiente rígido y estirado de las casas señoriales con tanta servidumbre. Se veía perfectamente al mayordomo y al ama de llaves todo envarados en sus puestos, muy acordes con su posición. Lo has reflejado estupendamente.
    Suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Paloma por tu tiempo. Tu comentario es importante para mí. Gracias y un abrazo.

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  9. Me ha encantado este relato.Correcto, bien presentado y con esa dosis de romanticismo que me apasiona.Los diálogos muy acertados.Felicitaciones Mirta..tus escritos siempre me llegan al alma.Tu estilo es de mis preferidos.Besos

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    1. Muchas gracias Graciela, por leer y por tu generoso comentario. Besos.

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  11. Hola, Miry:
    ¡Oh, l'Amour! ¡Qué bonito relato! La maravilla de descubrir al otro y poder encontrarse, es una acto tan simple. ¡Y cómo nos gusta "vueltearlo"!
    Buen relato, compañera.

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  12. El amor, qué lindo es. Me gusta que en tu relato lo hayas ido cosechando a poquitos.
    Precioso relato, Miry.
    Un beso, y suerte.

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  13. Precioso relato donde se ve esa casa y esa servidumbre tan correcta de una casa donde los años son rectos. Ese amor que se desvela hace el relato muy romántico. Solo una errata que he podido ver, si puedes corrígela(Las muchachas por el hecho se ser mujeres) ¡Suerte en el tintero! Un abrazo.

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    1. María del Carmen, muchísimas gracias por leer. Tienes toda la razón, es una redundancia que no corresponde. Ya está corregido. Gracias por tus palabras. Un abrazo compañera de letras.

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  14. Se lo dirá o no se lo dirá? nos dejas con la miel en los labios. Yo creo que el desvalimiento de Isabella ha tenido que ver en el enamoramiento de Fabrizio, y es que el instinto protector a veces juega en favor de este tipo de sentimientos. Lo que no queda tan claro es lo que siente ella, pero con ese final abierto cada uno podremos imaginarlo a nuestro gusto. Buen relato Mirta. Suerte en el Tintero!

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    1. Te agradezco muchísimo Jorge tu lectura y tu comentario. Sí, el final es abierto, igual yo creo que por fin Fabrizio se ha animado a declararle su amor a Isabella. Un abrazo.

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  15. ¿Ay Mirta como nos dejaste así? ese final. Me ha enganchado tu relato, la historia es sencilla, pero los diálogos afinan el ambiente y las maneras. Fabrizio se prendó de eso no hay duda. Un beso

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    1. Gracias Emerencia por tu tiempo para visitar mi relato y comentar. Un beso.

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  16. Hola Mirta

    Bien llevado y con su punto de suspense. Me quedo con las ganas de saber algo sobre esa vida tan compleja que hizo cambiar tanto al prota. Como dice Tara me recuerda las historias de época en las que todo se lía entre dos mundos tan distintos, arriba y abajo...

    Saludos

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    1. Muchas gracias Paola por leer y dejar tu comentario. Así era la vida en esas mansiones, dónde se tejían historias de todo tipo. Un abrazo.

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  17. Amiga Mirta, siempre me gustaron las historias con mayordomos, y más si son de estilo inglés, tan rigurosos y profesionales ellos. Por ello te doy las gracias por compartir este bello relato con todos nosotros. Me temo que ese final abierto más de uno lo teñiremos de felicidad, je, je, je.
    Te deseo mucha suerte en "El Tintero".
    Un abrazo.

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    1. Gracias Patxi, a mí me encantan las historias de las mansiones. También creo que el final será feliz. Un abrazo y gracias por leer y comentar.

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  18. Sin duda, sería un buen guion para una fotonovela de sobremesa, tiene todos los ingredientes necesarios. Y en otro orden de cosas, si existieran muchas casas como esta, se acababa con el paro: nada menos que 16 sirvientes, si no he contado mal. El que puede, puede. Suerte en El Tintero. Un abrazo, Miry.

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  19. Muchas gracias Paco por tu visita. Un abrazo.

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  20. Hola Miry, primera vez que te leo y me gustó mucho tu relato. Ese tono tan nostálgico y romántico dentro de esa atmósfera elegante y victoriana te envuelve totalmente. Muy bonito.

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    1. Muchas gracias, por tan generoso comentario. Un abrazo.

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  21. Hermoso, romántico, delicado y muchos adjetivos más. Me ha encantado. Un abrazo

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    1. Ana querida compañera, un regalo para mí tus palabras. Un abrazo.

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  22. Me gustan los finales abiertos para que el lector imagine su final preferido. Esta vez voy a optar por un amor recíproco, creo que Fabrizio se lo merece. Buen relato. Un abrazo y suerte en el TIntero

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    1. ¡Muchas gracias José! Muy bonito lo que dices. Gracias por tu tiempo. Un abrazo.

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  23. Hombre, deja tus obligaciones por un momento que, con gusto me haré cargo de tu trabajo, mientras le declaras tu amor. Me gustó mucho. Un abrazo.

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    1. Gracias por leer y por tu comentario. Bienvenido. Saludos.

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  24. Hola, Miry. Es un placer venir a leer tus relatos. Uno de los motivos es que se nota el cuidado que pones en la tipografía, porque hace que uno no trastabille ni se confunda. Me parece que es parte del buen hacer de tus letras, es un valor agregado que realza tus textos y los pone más bonitos. Como no podría ser de otro modo, este es una joya para las emociones. Te digo: de veras me ha llegado al corazón. Me gustan las historias románticas, pero esta la has contado tan bien que, por gusto, la he leído dos veces. Con habilidad has puesto una tensión en el narrador-mayordomo difícil de lograr y que le aporta muchísimo a la construcción del perfil del circunspecto Fabrizio Colombo. Un relato magnífico. ¡Felicitaciones! Te mando un afectuoso abrazo.
    Ariel

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    1. Hola Ariel, leí tu hermoso y alentador comentario apenas lo dejaste, pensando contestar y han pasado los días. Es que aquí tenemos un verano que se ha presentado muy cálido y nos hemos tomado un descanso de las tareas habituales para ir al mar. Te agradezco de corazón tu tiempo y son un regalo para mí tus palabras. Un abrazo con mi afecto.

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