Vuelo eterno
Caminó hasta el acantilado cargando su dolor. El cielo rugía oscuro, furioso, anunciando la tormenta.
El viento agitaba con fuerza las olas y revolvía su cabello. Permaneció quieta. Podía sentir su presencia, su aliento, la calidez de su piel rozándola.
Se detuvo el tiempo. Abrazados se arrojaron a la mar.
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