miércoles, 9 de septiembre de 2020

Plaza San Martín... Buenos Aires.

 

Anoche soñé contigo...

 El sol de noviembre del mediodía porteño se cuela por entre las ramas de los árboles. Camino despacio, sin prisas. 

Una joven madre tirando del carrito del bebé busca el frescor y un rato de sosiego. Más allá una pareja en un banco se prometen amor. Dos muchachos de traje y corbata se han escapado de la oficina y toman un bocadillo, hablan y se ríen vaya a saber de qué.

Me siento en el bordillo del árbol milenario, hace calor, el ruido de la ciudad es un sordo murmullo a lo lejos. Me distraigo mirando a dos pequeños que quieren atrapar una paloma. Una plaza se convierte en un testigo mudo de la vida, uno se va, vuelve, y al verla de nuevo ella sabe quién eres y tú le quisieras decir que nunca la has olvidado, pero no sabes cómo.

Busqué aquel banco, en el que solía leer mientras te esperaba, al levantar la vista creí verte venir hacia mí con tu camisa blanca, tu paso apresurado y tu sonrisa..





 

2 comentarios:

  1. Y es que esos enormes árboles de Ficus que permanecen impertérritos al paso del tiempo llegan a transformarse en referencia para las vidas de muchos de nosotros. Hermoso texto.

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    1. Muchas Gracias por tu visita. Sí, así es, hay sitios, en este caso la plaza y ese árbol que son nuestra referencia de vida.
      Gracias!

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¡Gracias por dedicar tu tiempo!