La noche negra, como boca de lobo. La lluvia es una cortina fría
y persistente. Subo por la calle estrecha, solitaria. Camino de prisa, resbala
el agua cuesta abajo, el viento pretende quitarme el paraguas, resisto como puedo.
Volteo, la niebla opaca mi visión,
alcanzo a ver la sombra borrosa y desdibujada de una niña. Camina a unos
cuantos pasos detrás de mí, su cuerpo enjuto y desgarbado tiene un halo
fantasmal.
Se adelanta y me acaricia invisible, como un suave aleteo de
mariposas. No opongo resistencia, su aroma dulce engaña mi razón. Me aguarda al
final de la escalera, me observa y sonríe maliciosa. Sus ojos son dulces e
inquietantes, sus pequeñas manos esconden uñas afiladas.
Se cuelga de la barandilla insolente y suicida. Me atrae hacia
ella. Ya no siento frío, aunque ha comenzado a nevar. Abajo, el mar revuelve y
brama su trágica belleza. No hay escapatoria.
Relato publicado en "Esta noche te cuento"
Relato publicado en "Esta noche te cuento"
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