miércoles, 20 de mayo de 2015

UNA HISTORIA PARA TI...


 Una fría mañana de agosto, cuando era muy pequeña, mi papá dijo que iríamos a conocerte. Junto a mi madre, había una cuna con un niño. Me dijeron… -“este es tu hermano”- se va a llamar Carlos Alberto- ¿que te parece? en puntitas de pie me asomé a la cuna y allí estabas, con tus mejillas rojas y redonditas, sentí una gran emoción. Para mí eras como un muñeco de verdad, que lloraba, se reía y con el cual podía también jugar.

 Un día te quité de tu cuna y en brazos te llevé conmigo hasta el almacén de la esquina, a comprar galletitas, pesabas muchísimo, no podía contigo, me preguntaron si mi mamá me había dado el permiso y dije que sí, por supuesto mentí…

 Otro día, te llevaba también en brazos no sé donde y te caíste al suelo, es que eras muy pesado para mi!!! No te pude sostener. Te hiciste un poquito de daño, no tuviste mejor idea que clavarte un palito que sobresalía del suelo en tu cuello gordito, pero no lloraste nada, ni un poquito, debe ser porque sabías que yo te quería tanto, que fue un descuido nomás y no te importó.

Y así transcurrió nuestra niñez, la misma escuela, la misma plaza, el mismo cielo, tú con tus barriletes y carritos y yo con mis muñecas y casitas. A veces me enojaba contigo porque querías meterte con mis cosas…

 Ya mayores, la vida nos ha llevado por caminos diferentes. La distancia nos separa, estamos muy lejos uno del otro. Quizás no sepas lo que tantas veces añoro tu abrazo, quizás no sepas lo que necesito compartir una pena. A mi me cuesta poco decirte esto, por eso te escribo, no me da vergüenza mostrar mis sentimientos.

 Hermano mío, aunque parezca que somos diferentes. Hay una parte de ti y de mí que compartimos y es indestructible. El mismo amor con que fuimos criados y la misma sangre que corre por nuestras venas.   Por eso quiero desearte todo el bien, estés seguro que lo deseo con toda mi alma.

Cada uno es dueño de su vida, de su destino. Sé como eres en lo más íntimo. Esencialmente sé quien eres y tú sabes quien soy.Como dice aquél bello poema de Borges… "No puedo dar solución a todos tus problemas, como tampoco puedes con los míos, pero puedo llorar contigo, si lo necesitas y reír también"

Te quiero hermano.Que puedas hacer pequeñas y grandes cosas con las cuales te sientas feliz. Celebra la vida, que yo brindo por ti!!



         






2 comentarios:

  1. Bonito realmente el relato...imagino la emoción de Carlos al leerlo...pensar que en el momento en que esas cosas suceden no imaginamos la trascendencia y la importancia que adquirirán con el paso del tiempo....tanto tiempo...

    oscar

    ResponderEliminar

¡Gracias por dedicar tu tiempo!