martes, 28 de abril de 2015

El mar...

El mar, siempre ...

Te miro, y ahí estás dueño y señor, 
tan azul y bello como siempre,
solitario, en una soledad tan fascinante. 
puedo escuchar en el murmullo de tus olas 
que extrañas las risas de los niños,
las promesas de amor, los atardeceres tibios,
que a veces sientes furia y te estremeces. 
renacerás con las risas bulliciosas 
de los jóvenes enamorados
y de los niños jugando
quédate así, besando tu orilla,
en ese dulce vaivén y espera...

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